Hemos sido emprendedores,
valientes, arriesgados, innovamos en lo que hacemos y una vez que
hemos puesto en marcha nuestro proyecto de negocio, empresa o
despacho nos planteamos:
¿Hasta dónde queremos
llegar?.
¿Queremos ser un gran o
pequeño despacho?.
Centrándonos en las
profesiones jurídicas, decir que cualquiera de las dos opciones son
perfectamente satisfactorias, profesionalmente hablando. Todo
dependerá de la ambición que tengamos a la hora de desarrollar
nuestro despacho, de los sacrificios personales, familiares y
temporales que estemos dispuestos a correr.
Cada una de las
posibilidades tiene sus pros y sus contras que
modestamente voy a intentar analizar. Como procurador, colaboro tanto
con grandes como con pequeños bufetes y despachos de abogados y
procuradores.
Los
grandes bufetes o
despachos, por lo general, tienen clientes de gran volumen de
facturación y un status similar a ellos. Abarcan, gracias a su
estructura organizativa un mayor territorio y consiguen un mayor
volumen de facturación, como no podría ser de otro modo para
mantener su organización. Gastan una mayor cantidad de recursos en
publicidad e imagen y son conocidos por el público en general,
obteniendo de estos una alta estimación y consideración.
Pero,
por otro lado, toda esta estructura y jerarquización lleva a
"mecanizar" el trabajo, perdiendo el contacto personal con
el cliente, con los profesionales externos con los que colaboran e
incluso con el procedimiento, al estar organizados por departamentos
especializados con un responsable al frente, lo que dificulta en
muchos casos la gestión y obtener una respuesta adecuada y rápida
en un momento dato al ser personas distintas las que gestionan el
expediente de los que toman las decisiones.
Los
pequeños despachos o
bufetes, se quedan limitados con clientes, que pueden ser grandes a
nivel local o comarcal, pero que no llegan al calificativo de
"Grandes empresas". Tienes unos ingresos más limitados,
por lo que tienen que controlar más el gasto. No hacen tanta
inversión en publicidad ni imagen, se dan a conocer más por el boca
a boca y pueden utilizar con
mayor rendimiento las redes sociales. Debido a sus limitaciones deben
optar por un menor número de asuntos, que pueden abarcar con
garantías de un buen seguimiento y darles a estos un trato
personalizado. Cuando contactamos con éstos, por lo general podemos
hablar (o enviar un correo-e) con la persona encargada del
procedimiento logrando un mayor grado de coordinación que ayuda a
una toma de decisión más rápida.
Para
lograr una mayor eficiencia muchos de los pequeños optan por
especializarse, lo que les hace altamente competitivos con altos
índices de estimaciones en las resoluciones judiciales.
Yo,
será porque tengo un pequeño despacho, me quedo por su trato
personal, cercanía con el cliente y mayor vínculo que puede
entablar con éstos, con el pequeño despacho.
¿Y
tú, con quién te quedas?, ¿con David o con Goliat?
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